Ciertos productos de la combustión del carbón pueden tener efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. Al quemar carbón, se produce dióxido de carbono entre otros compuestos. Debido al uso extendido del carbón, la cantidad de CO2 en la atmósfera terrestre podría aumentar hasta el punto de provocar cambios en el clima de la tierra. También, el azufre y nitrógeno del carbón forman óxidos durante la combustión que pueden contribuir a la lluvia ácida. La minería subterránea puede provocar silicosis en los mineros, hundimientos del suelo situado sobre las minas y filtraciones de ácido a los acuíferos. La minería a cielo abierto exige una restauración del entorno para que la tierra vuelva a ser productiva y el paisaje se recupere. En 1990, la preocupación del calentamiento de la tierra como resultado del efecto invernadero, hizo que se tomaran medidas para reducir las emisiones de CO2 provocada por el carbón. La solución a estos problemas es costosa y esto hace que el consumo de carbón crezca con lentitud.
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